Hace poco dejé ir un cliente y no me arrepiento.
Aunque necesite trabajar y el dinero para sobrevivir en una economía que cada día nos jode más y más, decidí terminar la relación con ese cliente porque no era un buen cliente para mí, no era un cliente que se preocupara por el trabajo, por la retroalimentación, ni por el contenido; un cliente que no respeta horarios, ni fechas de entregas; un cliente que no sabe recibir retroalimentaciones ni da los insumos necesarios para hacer un trabajo decente.
No todos los clientes son buenos, ni te dan la tranquilidad de crecer profesionalmente.
Cuando decidí trabajar con ellos creí que sería la oportunidad para crecer de la mano con una marca que está pisando fuerte en la ciudad, que tenían tanta hambre de crecer como yo, pero que equivocado estaba.
Yo decidí apostar por mi tranquilidad mental, mi crecimiento profesional y solté ese cliente, que quizá pueda encontrar otro profesional que sí quiera trabajar bajo las condiciones de ingratitud, desinterés y objetivos sin sentido.
Aunque necesite trabajar y el dinero para sobrevivir en una economía que cada día nos jode más y más, decidí terminar la relación con ese cliente porque no era un buen cliente para mí, no era un cliente que se preocupara por el trabajo, por la retroalimentación, ni por el contenido; un cliente que no respeta horarios, ni fechas de entregas; un cliente que no sabe recibir retroalimentaciones ni da los insumos necesarios para hacer un trabajo decente.
No todos los clientes son buenos, ni te dan la tranquilidad de crecer profesionalmente.
Cuando decidí trabajar con ellos creí que sería la oportunidad para crecer de la mano con una marca que está pisando fuerte en la ciudad, que tenían tanta hambre de crecer como yo, pero que equivocado estaba.
Yo decidí apostar por mi tranquilidad mental, mi crecimiento profesional y solté ese cliente, que quizá pueda encontrar otro profesional que sí quiera trabajar bajo las condiciones de ingratitud, desinterés y objetivos sin sentido.